Grito.
Golpe, golpe.
Grito.
Silencio.
- ¿Qué creías puto gilipollas que podrías andar por ahí tan tranquilo?
Un hombre pelirrojo y entrado en kilos se retorcía en el suelo. Boqueaba como un pez fuera del agua y unas lágrimas escurrían por sus mejillas.Golpe, golpe.
Grito.
Silencio.
- ¿Qué creías puto gilipollas que podrías andar por ahí tan tranquilo?
-¿Qué? ¿Ahora no te crees tan listo, verdad? – espetó su agresor, Iliev Panov, uno de los ejecutores del Señor Vaikos, para acto seguido golpear con su bate de béisbol el suelo a diez centímetros de la cabeza de su victima.
-¡No!- gimoteó el pelirrojo haciéndose un ovillo.- P-Por-Por favor no me haga daño. Le daré t-to-to-todo lo que quiera.
- To-to-to-to-to-to – se burló Panov dándole pequeños golpecitos en el cogote con el bate.- Deberías haberlo pensado antes. ¿Sabes cual es la primera regla del señor Vaikos? El silencio. Esa es su mejor arma. ¿Entiendes cabrón?
Con los ojos abiertos como platos el agredido asintió; contemplando aterrorizado aquella mole rubia y con cara de salvaje que agitaba el bate a cada palabra.
- La primera vez hay un aviso, sin marcas, en silencio. La siguiente...sólo silencio. Ahora me vas a acompañar calladito y me vas a dar todo el dinero que nos debes, ¿entendido, gi-gi-gi –lipollas?
Una vez cumplida su misión, dejó a aquel pobre desgraciado, agradecido por haber salvado la vida, tirado en un callejón. Comprobó su móvil para ver si había alguna novedad. Doce llamadas perdidas de Vaikos. Marcó el número de su jefe, pero no esperó respuesta. Nunca la había. Jamás se hablaba por teléfono, formaba parte de las reglas del silencio.
Condujo su coche, un discreto y viejo Chevy Bison, en dirección al cuartel general de Vaikos, una hamburguesería al norte de Boston. Las mafias rusas eran conocidas por su brutalidad y por la publicidad que daban a sus delitos. Todo el mundo temía su violencia, esa era la idea. En cambio su jefe prefería la tranquilidad. Al poco de llegar a Estados Unidos tuvo varias guerras con otras organizaciones bien asentadas. Los armenios secuestraron, torturaron y asesinaron a su hijo de siete años. Él respondió con el silencio. Cada mañana desaparecían familias enteras del barrio armenio. La propia comunidad armenia terminó el trabajo. Fue en aquella época cuando Panov, proveniente de una familia de inmigrantes rusos, se unió a la banda. La violencia era la misma, pero el resultado mucho más inquietante. Su política de evitar los conflictos y no hacer ostentación, le hizo más temible a los ojos de sus potenciales enemigos; en especial del resto de mafias rusas que intentaban conseguir terreno en américa. Recordaba sus primeros días, el desmedido interés por no dejar rastros y la consecuencia de dejarlo: el silencio.
Cuando llegó, su jefe acudió a recibirle.
-Salud Iliev- recibió Vaikos con un marcado acento de europa del este mientras palmeaba el hombro de su ejecutor -. Me alegra verte. El asunto del señor Grahamm ya se ha arreglado – añadió señalando a un tipo pelirrojo y regordete que estaba a su espalda. - Ha venido personalmente a saldar el triple de su deuda y a pedirnos perdón por el... malentendido.
Panov tragó saliva intentando que la bola que se había formado en su garganta dejara de ahogarle. El fajo de billetes que llevaba en el bolsillo se volvió repentinamente pesado.
- Señor Vaikos- dijo mientras tendía el dinero recién recaudado. Intentaba que su voz reflejara seguridad, pero un ligero temblor se apoderó de su lengua. El nombre de su jefe sonó como “Vaikkkoossss “.
El capo ladeó la cabeza, cogió el dinero y después...después, sólo... (silencio).
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Imagen de ~xauthorunknown
-¡No!- gimoteó el pelirrojo haciéndose un ovillo.- P-Por-Por favor no me haga daño. Le daré t-to-to-todo lo que quiera.
- To-to-to-to-to-to – se burló Panov dándole pequeños golpecitos en el cogote con el bate.- Deberías haberlo pensado antes. ¿Sabes cual es la primera regla del señor Vaikos? El silencio. Esa es su mejor arma. ¿Entiendes cabrón?
Con los ojos abiertos como platos el agredido asintió; contemplando aterrorizado aquella mole rubia y con cara de salvaje que agitaba el bate a cada palabra.
- La primera vez hay un aviso, sin marcas, en silencio. La siguiente...sólo silencio. Ahora me vas a acompañar calladito y me vas a dar todo el dinero que nos debes, ¿entendido, gi-gi-gi –lipollas?
Una vez cumplida su misión, dejó a aquel pobre desgraciado, agradecido por haber salvado la vida, tirado en un callejón. Comprobó su móvil para ver si había alguna novedad. Doce llamadas perdidas de Vaikos. Marcó el número de su jefe, pero no esperó respuesta. Nunca la había. Jamás se hablaba por teléfono, formaba parte de las reglas del silencio.
Condujo su coche, un discreto y viejo Chevy Bison, en dirección al cuartel general de Vaikos, una hamburguesería al norte de Boston. Las mafias rusas eran conocidas por su brutalidad y por la publicidad que daban a sus delitos. Todo el mundo temía su violencia, esa era la idea. En cambio su jefe prefería la tranquilidad. Al poco de llegar a Estados Unidos tuvo varias guerras con otras organizaciones bien asentadas. Los armenios secuestraron, torturaron y asesinaron a su hijo de siete años. Él respondió con el silencio. Cada mañana desaparecían familias enteras del barrio armenio. La propia comunidad armenia terminó el trabajo. Fue en aquella época cuando Panov, proveniente de una familia de inmigrantes rusos, se unió a la banda. La violencia era la misma, pero el resultado mucho más inquietante. Su política de evitar los conflictos y no hacer ostentación, le hizo más temible a los ojos de sus potenciales enemigos; en especial del resto de mafias rusas que intentaban conseguir terreno en américa. Recordaba sus primeros días, el desmedido interés por no dejar rastros y la consecuencia de dejarlo: el silencio.
Cuando llegó, su jefe acudió a recibirle.
-Salud Iliev- recibió Vaikos con un marcado acento de europa del este mientras palmeaba el hombro de su ejecutor -. Me alegra verte. El asunto del señor Grahamm ya se ha arreglado – añadió señalando a un tipo pelirrojo y regordete que estaba a su espalda. - Ha venido personalmente a saldar el triple de su deuda y a pedirnos perdón por el... malentendido.
Panov tragó saliva intentando que la bola que se había formado en su garganta dejara de ahogarle. El fajo de billetes que llevaba en el bolsillo se volvió repentinamente pesado.
- Señor Vaikos- dijo mientras tendía el dinero recién recaudado. Intentaba que su voz reflejara seguridad, pero un ligero temblor se apoderó de su lengua. El nombre de su jefe sonó como “Vaikkkoossss “.
El capo ladeó la cabeza, cogió el dinero y después...después, sólo... (silencio).
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Imagen de ~xauthorunknown
19 comentarios:
He regresado, muy, muy despacito. Con este relato participé en el retod e ociojoven "Una de Gangsters" . Los chicos de Manhero me ganaron de paliza, pero al menos terminé segundo.
Un saludo,
Pedro.
Pd: Muchas gracias a todos por las visitas y los ánimos. SIgo mejorando aunque no pueda mover el hombro izquierdo y duela (pero ya no es algo insoportable)
Me alegro de que te hayas recuperado. La narración, buena, así que la que te ganó debía ser excelente.
Saludos.
Veo que te vas recuperando. Con tranquilidad. Tampoco hay que correr... :)
Gran relato. Con su toque de violencia sin sentido. Aunque me lié un poco con el personaje pelirojo.
Un saludo!
No te esfuerces mucho. Veo que te estás poniendo las pilas, pero ten cuidado no recaigas.
Me alegra saber que estás mejor.
Gran relato. Muy distinto a lo que acostumbras y por eso supongo que me gusta. Sobre todo el principio, que te deja ya inquieto, queriendo saber más.
Lo que pueden hacer dos palabras....
besos y a seguir recuperándose.
silencio
Calma, Pedro, calma.
Primero que sane el hombro. Lo bueno del fútbol es que cuando me lesiono (por suerte casi nunca) suele ser el tobillo. Por ahora sigo escribiendo con las manos.
Además de un bate tiene corazón. Eso alivia.
Me encantan las de gansters y el tono en que la has escrito es de lo más adecuado, recuerda una de esas antiguas películas en blanco y negro.
Ya veo que tu genialidad no se ha "congelado" con tu hombro.
Me alegro muchísimo de tu regreso y de tu mejora, ahora cuídate mucho.
Besos
Silvia^^
Muy buenas Pedro
Sobre todo no te agobies, cuídate y reposa todo lo que sea necesario y más que para volver a estos mundos literarios no hay prisa (y sé que puede sonar raro...como diciéndo "tómate unas vacaciones lo laaaargaaas que quieras, Pedro, que no se te echará de menos" XD pero es todo lo contrario...lo digo por tu bien -a lo que tu podrías contestar "sí, mami Cris")
Vamos a tu relato, que me lio, me lio y acabo más allá de los cerros de úbeda (ya me gustaría, ya...-¿ves?- ¬¬)Me gusta que cambies de registro, se nota que te esfuerzas y no te estancas. La escritura, pulida como es habitual...
Un besote enorme desde los Madriles, Pedro
Genial que hayas vuelto, siempre es una gloria leer tus relatos.
Buen relato para anunciar tu regreso ;)
Besitos
Qué te puedo decir... me encanta el género negro ^^.
Rebienvenido, caramba. A ver si vamos mejorando ese hombro.
me alegro de que vayas abriendo las puertas, pero, como ya te dicen por ahí arriba, sin abusar eh?
El relato es fantástico, como siempre todo lo que haces, lo haces más que bien! narras de fábula...
tomátelo con calma encanto, un besillo.
Es genial que estés de vuelta. Un buen relato para meditar. Un callejón sin salida. El protagonista, sin embargo, consigue salir de su crisis.
Atte.
Kurtosis.
me alegro mucho de que estés mejor, ya sabes yo sigo teniendo el microondas jajajaja por si te hace falta...en cuanto al relato, los gangsters y yo, no somos muy coleguitas jajja pero me ha gustado, pa que veas, haces que hasta eso me guste...besos agradecidos, su
Me alegro de tu retorno Pedro,sobre todo de que estés mejor.El primero imagino que sería el jefe porque sino a buen seguro que tu relato iba a estar muy arriba.El silencio y el miedo dan forma y sonido a través de tus palabras a un momento,que rescatas de la cotidianidad de un mundo tan cercano,sordo y ciego a nosotros.
Genial como siempre.
Un abrazo!
HOLA!!!! Escudero; Es la cruda realidad la que obliga a esas proyecciones agresivas -lo mismo puede, acecha allí donde ese poder está limitado por la respuesta del medio del siilencio.
Genial!!!!. Buenas noches Escudero.
Amigo te dejo un beso esperando que andes más recuperado.
Que sepas que no me olvido de ti, ponte bueno pronto.
Abrazos niño.
Silvia^^
Vaya escrito.
Que te recuperes pronto;)
Sigue escribiendo^^
Salu2!
El silencio es una ley muy poderosa. Es increíble cómo puedes manipular a la gente recortándole el lenguaje (como sucedió en 1984) o privándole de él, como en La Casa de Bernarda Alba (obra en la que la palabra silencio es la que más se repite).
Me ha gustado mucho el relato, y cómo hablas de la fuerza de la ley del silencio. Esta vez, no criticaré las faltas, que bastante tienes con tu hombrito :(
Besos pa que te pongas bueno :)
Mun
Que buen relato, me pusite con los pelos de punta imaginando los golpes y el sentido de ese silencio, que se olvida a la hora de ejecutar mandatos se mantiene para olvidar evidencias pero regresa finalmente con un mal sabor.
Espero que ese hombro a esta altura ya este recuperado, supongo que esta era tu baja no, una nueva lluvia miaus para que sigas mejor, un beso y ronroneos miau!
Que buen relato, me pusite con los pelos de punta imaginando los golpes y el sentido de ese silencio, que se olvida a la hora de ejecutar mandatos se mantiene para olvidar evidencias pero regresa finalmente con un mal sabor.
Espero que ese hombro a esta altura ya este recuperado, supongo que esta era tu baja no, una nueva lluvia miaus para que sigas mejor, un beso miau!
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