26 octubre 2008

Mi amigo el Dinosaurio

DESCUBRIR QUE TE MUERES ES TREMENDO. Saber que el mundo se acaba una bendición. Intentar salvarlo puro masoquismo.

Allí estábamos, avanzando en fila india por la jungla de borneo todos los bienhechores supervivientes: Dos marionetistas rusos, una cosmonauta rusa, un campesino ruso-polaco (el rato que era ruso contaba chistes con los marionetistas y cuando era polaco discutía con la cosmonauta), una enfermera despampanante (ya se sabe: rubia, de ojos azules y con el traje reglamentario blanco de falda muy corta y escote enorme. Por cierto, también era rusa), un dinosaurio (si ya sé que pensáis que rosa, pero no, era naranja y con un cuidado tupé a lo Elvis) y yo, completamente calvo por la quimioterapia y con una bolsa de suero que no dejaba de engancharse en las lianas.

Muchos de nuestros compañeros murieron en las pruebas que habíamos superado (lo típico: matar a un dragón, besar a una princesa, robar un anillo a un enano nibelungo, ganar un Copa de Europa al Real Madrid...). El pequeño Timmy perdió las piernas en un regate de Di Stéfano. Luego perdió la cabeza cuando intentó besar al dragón.

¿Y como nos juntamos todos? Bueno la cosa sería larga, así que nos os lo contaré (no se porqué, pero siento que la antigua deidad Polgara se sentiría ofendida si gasto más de quinientas palabras, y no es plan de agraviar a una diosa si quieres impedir el Ragnarok). En mi caso, cuando me enteré del fin del mundo, sentí una llamada (bueno fue un sms) y salí corriendo en camisón del hospital, con la enfermera persiguiéndome para que no perdiera el suero.

Llegamos a lo alto de la loma, donde dejamos las reliquias que habíamos rescatado, e invocamos el poder que salvaría al universo. Con una explosión apareció el tejón sagrado exclamando:

-¡Oh héroes que habéis superado las tareas, recuperado la reliquias y matado al Leviatán!
-Ejem, ¿Matado a quien? -interrumpió el dinosaurio.
-¡Al Leviatán botarate! –grité pisando un callo a la dichosa lagartija hormonada (muy buen chaval, pero un poco tonto. No me extraña que se extinguieran. Por cierto, si le veis no le comentéis nada sobre ese tema, es muy sensible y esta empeñado en que no está extinguido. Pobre). El tejón nos lanzó una mirada de reproche y continuó su discurso:

-Aquí tenéis vuestra recompensa: ¡Despertad!

Desperté en la cama del hospital rodeado de familia y amigos.
-Te has caído del andamio pero los doctores dicen que te vas a poner bien -dijo mi madre entre lágrimas.
-Ya verás chaval, en un par de meses nos vamos de excursión a Borneo -atronó el dinosaurio.

Enterarte de que vas a morir es terrible. Salvar al mundo toda una aventura. Tener un amigo dinosaurio no tiene precio.





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Imagen de ~mojoyoko