No puedo evitar mi afición (manía) por participar en concursos litararios de toda condición e indole sin importarme en realidad si son grandes o modestos. Ya sé que ni me hacen mejor escritor ni demuestra nada el que sea finalista o ganador de varios certamenes. Seguro que tengo un ego desmedido (o disminuido, dependiendo a quien se pregunte), pero me encanta la emoción y la intriga; y no digamos ya cuando consigo ser finalista o incluso ganador de algún concurso.
El caso es que en estos días he conseguido ser finalista de el certamen Tierras de leyenda VII
¿Y para qué todo esto? Para compartir mi alegría :)